APLICABILIDAD DE LOS PRINCIPIOS FILOSÓFICOS DE SIMÓN RODRIGUEZ EN LA EDUCACIÓN ROBINSONIANA
Ysidra Nasaria Rey de CisnerosUniversidad Nacional Experimental Simón Rodrígueznasariarey@yahoo.es
Simón Rodríguez es uno de los personajes venezolanos más destacados en Latinoamericana, sobre quien más se ha escrito y algunas veces para desprestigiarlo sin tener evidencias de su acción intelectual; y desconociendo su contexto histórico se han reconstruido rasgos de su personalidad sobre el núcleo de algunas anécdotas ocurridas, resaltando sus defectos o extravagancias sin tomar en cuenta su pensamiento - filosofía educativa que para la época colonial no fue bien vista por sus dotes intelectuales - ideas, costumbres muy singulares con vivencias críticas de ocaso del régimen colonial hispanoamericano y del estallido del viejo orden europeo a fines del siglo XVIII, donde percibió la dinámica de los más profundos estratos de la sociedad implantada por la colonia en crisis a comienzos del siglo XIX. Por lo tanto, en este siglo proyecta su intelecto sobre las sociedades americanas cuyo alcance compromete buena parte del siglo XX. También, se indica que este insigne venezolano ha llegado a todas las personas con su mensaje educativo, en el que se plantean sus sentimientos - valores que tenían una proyección futura y que actualmente esos ideales son los que se pretenden poner en práctica en la educación técnica Robinsoniana y Bolivariana del país-. Por consiguiente el merito y la dificultad de esta visión de lo que ahora es el presente, sólo pueden ser evaluadas si nos situamos con los tiempos. En todo caso las sociedades americanas en su actitud permitieron a este maestro venezolano labrarse una grandeza cónsona con tan resonante triunfo. El Maestro Don Simón Rodríguez fue un hombre de ideas avanzadas sobre la educación y la sociedad. Por esta razón, su propósito fundamental fue transformar la sociedad para convertirla en un lugar donde cada individuo pudiera realizar sus aspiraciones y en la medida de lo posible alcanzar la felicidad (utopía), pero esto chocaba con lo moral y lo religioso de su época y con los intereses de las oligarquías locales. Su fama de personaje estrafalario, idealista y liviano - la cual se manifestó en un gran número de anécdotas acerca de su carácter y actuación - se debió a la resistencia que encontró en todas partes. Por tal motivo Don Simón Rodríguez planteaba la educación temprana, la cual se concretaba en promover el valor hacia la actividad manual. Actualmente, la educación ha venido ganando espacio como proceso de transformación, destinada a orientar y consolidar un cambio en los diferentes sectores del país involucrados en el desarrollo. En este sentido, la escuela adquiere un papel protagónico al considerarse núcleo de organización y agente fundamental de los procesos sociales. Asimismo, la escuela es fundamentalmente un espacio donde se construyen procesos a través de la comunicación por diferentes medios, que expresen particularidades en la comunidad de la cual forma parte, así como los individuos que interactúan en ella, para ser verdaderos actores del conocimiento a partir de las relaciones que puedan darse entre los directivos, docentes, alumnos, padres y/o representantes y comunidad en general. Por esta razón, la integración escuela - comunidad permite descubrir las habilidades, motivaciones, valores, experiencias y la voluntad para resolver problemas de crecimiento comunitario bajo el desarrollo de las prácticas productivas, permitiendo generar en los educandos aprendizajes significativos. En tal sentido la responsabilidad de los docentes es desarrollar y promover en los estudiantes experiencias que estimulen la capacidad de aprendizaje y permitan demostrar actitudes positivas frente al entorno que los rodea. Es por ello, que la educación ha venido ganando espacio donde se ha relacionado el binomio escuela - comunidad y el docente ha sido el promotor comunitario en el marco de la transformación social bajo la productividad y crecimiento en la interrelación que debe existir con los actores del proceso, haciéndose partícipe del hecho educativo y de la responsabilidad de cambio. De esta manera, el proceso de investigación debe conllevar de lo real a lo práctico, a lo coherente, sobre todo a la participación activa del equipo humano (directivos, docentes, alumnos, padres, representantes y comunidad), involucrado en la investigación participativa. En la actualidad, el proyecto educativo - integral - comunitario responde a la necesidad de la comunidad y la escuela, donde se construye el conocimiento a partir de las relaciones que se suscitan entre los actores de la investigación, bajo la forma de organización democrática y participativa, en un camino donde se ordenan las ideas a partir de las acciones para unificar esfuerzos y satisfacer necesidades, en que se instruye la producción de bienes, saberes y conocimientos bajo el sistema educativo, que permite vivir en comunidad, en una forma organizada donde las decisiones sean propias, dándole la participación al equipo de trabajo desde el inicio hasta el fin del proyecto. Briceño Porras (1991), ubica a Simón Rodríguez entre el presente y el futuro. Mediante tres dimensiones de análisis “la teoría de la acción social, las raíces culturales de la increencia y la propia noción de trabajo”. (p. 16).
En este orden de ideas, el proyecto educativo - integral - comunitario se orienta a dirigir las vocaciones del educando en función a sus necesidades, a la participación donde las orientaciones permitan desarrollar un sistema de acciones participativas en diferentes actividades para aumentar los conocimientos como herramienta útil al logro productivo. Es por ello que la educación técnica se ubica dentro del pragmatismo guiado por el humanismo, que se caracteriza por expresar a través de la dinámica educativa, la concepción del hombre en una forma integral, es decir, que el alumno sea capaz de desarrollar sus potencialidades y a la vez sea sensible a la realidad que lo rodea. Toda esta fundamentación requiere el desarrollo de investigaciones que permitan una nueva visión y una verdadera transformación de la praxis educativa, que debe ir dirigida a propiciar acciones que produzcan reflexiones concretas en función de la problemática estudiada.
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